Hasta la irrupción de la crisis financiera, España era el primer país de la Unión Europea en número de intervenciones estéticas, y el cuarto del mundo, detrás de Estados Unidos, Brasil y Argentina. A pesar de la crisis, en 2009 su volumen económico superó los 100 millones de euros, con más de 100 mil intervenciones.
Según el Diccionario de la R.A.E., medicina es la “ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano”. Pero la Sociedad Española de Cirugía Estética define así su objeto: “Es la cirugía del aspecto de la persona. Dedicada a mejorarlo, modificarlo o adaptarlo, según los cánones que dictan los usos, las costumbres, gustos o modas.” Notemos el salto conceptual: no se cuida el cuerpo sino el aspecto; no se atiende a la salud y enfermedad sino a los cánones de la moda.
Se multiplican los tratamientos para modificar la forma corporal (abdominoplastia, mamoplastia, liposucción) y los que prometen “rejuvenecimiento” mediante lifting, botulina u otras técnicas, que apuntan a un mercado creciente debido al envejecimiento de la población y a la intolerancia al envejecimiento.
La medicalización y patologización del “aspecto físico” refuerzan los estereotipos y confunden embellecimiento o rejuvenecimiento con salud.
Recientemente la revista MyS (Mujer y Salud), ha publicado el artículo de Silvia Tubert: "Cirugía del aspecto, sacrificio del cuerpo", en el que se muestran las contradicciones del negocio de la cirugía plástica. El texto invita a la reflexión, y es muy recomendable para aquellos que aún están dudosos sobre las bondades de la cirugía estética.
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